La situación que nos lleva a acercarnos a la lectura no está siempre premeditada. Lo cierto es que habrá un momento en tu memoria de felicidad, de tristeza o de compartir que te hará recordar siempre.
En este artículo, hemos reunido las experiencias de escritores venezolanos para compartirla con ustedes en el presente 23 de abril, Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor.
A los tres años, mi madre comenzó a leerme revistas de cómics. Como si usara una aguja de tocadiscos, al pasar su dedo índice sobre los balones de diálogos, ella reproducía con su voz lo que decían los personajes.
Durante meses asistí a este acto de amor hasta que sucedió un milagro: asocié las palabras que mi madre repetía en voz alta con las que se deslizaban bajo su dedo.
Ocurrió con el vocablo
mañana. Ella me había enseñado las letras, indicando sus sonidos y la diferencia entre vocales y consonantes. Gracias a ello advertí que la A hacía sonar de modo distinto la M, la Ñ y la N y comprendí su rol en las palabras: prestar su resonancia a otras letras.
Al otro día, me asomé a otras revistas de cómics y comprobé, sonriente, que ya sabía leer.
A mis cinco años pasaba por una profunda depresión. Había descubierto que no era varón como mis dos hermanos mayores. Y eso me impedia bañarme en el río desnuda, como ellos.
Para calmar mi enojo y mi tristeza mi madre, que era maestra alfabetizadora decidió enseñarme a leer, con los cuentos de los hermanos Grimm. Me dio un gran libro donde estaba la historia de Hansel y Gretel, la de Blancanieves y otras.
Este libro se convirtió no solo en mi amigo: era mi casa propia, una casa mia y maravillosa donde podia refugiarme y estar serena, entre cabañas de chocolate y manzanas peligrosas. Nunca mas estuve triste.
Después tuve las Mil y una Noches, una casa milagrosa que también visitaba en las tardes, para pasearme entre fuentes y pavos reales.
Desde entonces pienso que cada libro es una casa encantada, con un jardín secreto, donde florecen risas, canciones y sueños nuevos.
Los primeros libros que llamaron mi atención fueron unos libros que formaban parte de una colección de arte que estaba en mi casa. Muchas tardes al regresar del colegio me dedicaba a observar las distintas obras pictóricas que estos libros tenían.
Los libros siempre me atrapaban y tenía la sensación cuando estaba pequeña de que en ellos había un mundo por descubrir, que ellos tenían mucho más de lo que en sus páginas se veía.
Aunque debo confesar que mi acercamiento a la literatura fue a través de la palabra hablada, es decir, a través de la oralidad. Tuve la fortuna de tener una maravillosa abuela que contaba cuentos de muertos y aparecidos.
Principalmente por las noches cuando mis primos y yo no nos queríamos ir a la cama. Ella fue mi mayor inspiración para acercarme a los libros de cuentos. Ella misma también era como un personaje de cuentos, porque era una abuela muy juguetona, y ocurrente, tan imaginativa que decía que en su casa vivía una muerta, y muchas de las travesuras que ella hacía posteriormente se convirtieron en motivo de algunas historias que he escrito.
Cuando se habla de libros es imposible no decir lo que muchos escritores ya han confirmado antes que yo, para los que amamos la lectura y la escritura el mundo comienza y termina entre las páginas de un libro.
Además, tuvimos la oportunidad de conversar con el especialista en Literatura Infantil y Juvenil, Sr. Reynaldo Cedeño. Compartimos con ustedes su reflexión:
En mi vida no existe un tiempo de no lectura, siempre he leído. Siempre. Es una pasión que de mi madre heredé. Leía cuando niño imágenes y después que descubrí a los libros la situación cambió, porque entendí el mundo de las letras y que a través de ellas el mundo se hacía nuevo, distinto y mío. Sin embargo, mi amor por los libros empezó cuando fui adolescente, en ese tiempo de confusiones eran mis amigos y refugio.
A través de los distintos tipos de textos, la lectura se hizo parte de mí día a día. No hay tiempo de no lectura. Y cumplido el tiempo, pregunté a mi formación como lector qué me faltaba, qué camino falta por recorrer: la poesía dijo presente. Hoy leo y escribo por la misma razón: conocer el mundo.
Los libros son la mejor herramienta de integración social, una encrucijada donde están todos los caminos que hacen del mundo un espacio amable, por descubrir y sumamente especial. ¡Feliz 23 de abril!
Reynaldo Cedeño Serrano
Muchas veces, al finalizar cada lectura, habremos atravesado por un proceso que hace que nunca volvamos a ser los mismos. Descubrirás entonces, a alguien que ha recibido una serie de enriquecimientos que no serán visibles de forma instantánea sino que se irán manifestando a largo de su vida.
Comparta sus experiencias con nosotros comentando en este artículo.